Fomentar la adopción de prácticas, tecnologías y mecanismos de gestión en el cultivo del maíz para reducir los riesgos asociados a pérdida de la calidad e inocuidad del grano en función de salvaguardar la salud humana y animal, fortalecer las capacidades de agricultores para la comercialización, propiciar encadenamientos comerciales, la innovación y el desarrollo tecnológico.